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MISIÓN, VISIÓN Y VALORES

1.    MISIÓN, VISIÓN Y VALORES

MISIÓN

El papel que intenta adoptar LUXURY CARE S.L., pasa por llegar a ser el servicio al que cualquier familia desearía acudir para tener cubiertas las necesidades de atención y cuidado de sus seres queridos, siendo conscientes de que las personas cada vez son más activas en la gestión de su salud, tienen mayor información y más capacidad de decisión.

Además, se destaca la idea de que cuidar del usuario de manera integral, no solo implica cuidar su aspecto físico, sino también el psicológico, social y familiar.

Nuestra principal razón de ser es ofrecer al usuario/a un servicio de calidad, optimizando la gestión interna de nuestros usuarios/as.

VISIÓN

El escenario futuro que se valora es aquel que permite seguir implantando, impulsando y mejorando el modelo de trabajo descrito para el/la usuario/a y su familia, hasta que no exista un modelo más eficaz o eficiente (llegando a convertirnos en referente en la Comunidad Autónoma de Canarias).


Para ello, se cuenta con la mejor combinación de factores: un equipo de trabajadores/as implicado-formado, y estar a la vanguardia en cuanto a prevención y ayudas técnicas (con la incorporación de la tecnología más moderna).

VALORES

Desde la empresa LUXURY CARE S.L se potencian una serie de principios que han de guiar toda actividad prestada y ser conocidos y compartidos por todas las personas que forman parte del equipo profesional. Que esto sea así, es fundamental para llegar a objetivos comunes propuestos en las actuaciones concretas del servicio de ayuda a domicilio.


En primer lugar, hay que hacer referencia a los principios rectores que tiene que cumplir legalmente el servicio de ayuda a domicilio, que son los siguientes:

–    Polivalente: para cubrir la amplia gama de necesidades que presenten las personas usuarias con déficits en la autonomía personal o sus familias.

–    Normalizadora: favoreciendo utilizar los servicios generales para la satisfacción de las necesidades personales.

–    Domiciliaria: realizándose preferentemente en el domicilio del usuario
–    Integradora: para abordar las necesidades de los individuos y grupos de forma global y no parcializada.
–    Preventiva: dirigida a prevenir o detener situaciones de deterioro e institucionalizaciones
–    Asistencial y rehabilitadora: estimulando la mejora de las relaciones humanas, la autoestima y las condiciones de vida y convivencia.

–    Transitoria: debiendo mantenerse, al menos, hasta conseguir los objetivos de autonomía propuestos.
–    Complementaria: para no cortar el resto de redes formales e informales de apoyo personal y social.

–    Educativa: para favorecer que la persona usuaria sea agente de su propio cambio.
–     Técnica: prestándose en todo momento por personal cualificado.

Por otro lado, debe quedar constancia en este documento de los valores propuestos por la propia empresa para el buen desarrollo del servicio prestado. De forma genérica, se puede establecer que todos los procedimientos a seguir se rigen por la sencillez (el marco conceptual de este ámbito es muy complejo debido a los factores que lo conforman, se apuesta por desgranarlo y hacerlo entendible para que la formación y la información llegue de forma clara y precisa), el respeto (no sólo, y obviamente, por las personas usuarias, sino hacia todo aquello que compone la organización, tanto personal como de ideología), y la transparencia (en lo que se refiere a los cuidados y a la gestión de la propia organización, para generar confianza en todas las partes implicadas).


Finalmente, cabe hacer referencia a los siguientes aspectos clave a tener en cuenta antes, durante o a posteriori en la intervención citada:


–    La práctica profesional debe estar impregnada en todo momento de un profundo respeto a los derechos humanos (privacidad, intimidad, dignidad, libertad…).

–    La cercanía y la calidez son pilares fundamentales que caracterizan nuestro trato a las personas.
–    Toda intervención produce cambios en mayor o en menor medida en la persona, justificando con ello, la eficacia de la intervención.

–    El concepto de globalidad ha de presidir el proceso de intervención.
–    La atención ha de desarrollarse desde un enfoque interdisciplinar.
–    Los servicios y programas deben ser accesibles a las personas.
–    Hay que plantear intervenciones insertas en la cotidianidad como punto de partida para valorar e intervenir.

–    Los procesos deben tender a adaptarse a las necesidades específicas de las personas usuarias, el momento y las expectativas.

–    La intervención debe ser significativa, buscando en todo momento integrar valores en la persona usuaria.

–    Se ha de fomentar la participación de todas las partes implicadas en los diferentes pasos.
–    Las intervenciones son personalizadas. Se diseñan, planifican y ajustan a las necesidades y particularidades específicas de cada persona y situación familiar.

–    Los servicios en ambientes reales facilitan un análisis más objetivo de las capacidades, circunstancias y rutinas de las personas, así como, de los elementos implicados en las actividades de la vida diaria.

–    Estar en un entorno conocido, favorece el proceso de intervención debido a la seguridad y confianza que concede a las personas usuarias.

–    Es el servicio el que se ajusta e integra en las rutinas diarias de las personas y no al contrario.

–    La intervención domiciliaria propicia la utilización de materiales y objetos significativos de las personas, como recursos potentes de cara a actividades de estimulación de la persona dependiente.